Elegir la agencia de diseño industrial adecuada implica tener en cuenta estas cuatro reglas fundamentales: que hable de negocio, de personas y de industrialización, pero que paradójicamente, que no se centre exclusivamente en el diseño estético. El equipo que cumpla esas cuatro caracterísitcas será la compañera ideal para llevar las ideas desde la concepción hasta la realidad.

Cuando consideras estos aspectos, puedes asegurarte de que la agencia de diseño industrial seleccionada no solo cree productos estéticamente relevantes, sino que también contribuya significativamente al éxito financiero y operativo del modelo de negocio de tu empresa. La mejor agencia de diseño industrial es aquella que entiende que el diseño va más allá de lo superficial, siendo una herramienta estratégica para el logro de objetivos comerciales y la satisfacción de las necesidades de los consumidores.

Hablar de negocio

La primera característica que distingue a una agencia de diseño industrial ideal es su capacidad para hablar de negocio. Más allá de crear productos estéticamente atractivos, un buen equipo de diseño industrial comprende la importancia de alinearse con los objetivos financieros de sus clientes. En este sentido, se requiere un profundo entendimiento de cómo el cliente gana dinero, cuáles son sus mercados clave y cómo se enfrenta a la competencia.

Al seleccionar una agencia, es crucial buscar evidencias de este compromiso con la visión empresarial. ¿La agencia realiza un análisis de mercado exhaustivo antes de comenzar un proyecto? ¿Se involucra activamente en discusiones sobre estrategias de monetización y posicionamiento en el mercado? Una agencia que hable el idioma del negocio no solo crea productos visualmente atractivos, sino que también se convierte en un socio estratégico que impulsa el éxito financiero de sus clientes.

Que la agencia de diseño industrial hable de personas

La segunda característica es que la agencia de diseño industrial hable de personas. En otras palabras, debe poner en el centro de sus reflexiones al consumidor o usuario final del producto. Sin importar cuán innovador sea un diseño, su éxito finalmente se mide por cómo satisface las necesidades y deseos del mercado objetivo.

La agencia ideal no solo diseña pensando en el usuario final, sino que también considera toda la cadena de valor. Esto implica comprender las interacciones y experiencias de todos los involucrados, desde el fabricante hasta el distribuidor y, finalmente, el consumidor. La empatía con cada eslabón de esta cadena garantiza un diseño que cumpla con los requisitos prácticos y emocionales de todas las partes involucradas.

Hablar de industrialización

La eficiencia operativa y la comprensión profunda de los procesos de fabricación son esenciales en el diseño industrial. Esta tercera regla destaca la importancia de hablar de fabricación. Una agencia de diseño industrial ideal tiene en cuenta la viabilidad de su producción a gran escala.

Al seleccionar una agencia, es crucial evaluar su enfoque hacia la industrialización. ¿Realizan análisis de factibilidad de producción? ¿Consideran los costes asociados con la fabricación y la logística desde las primeras etapas del diseño? Una agencia que comprende la complejidad de llevar un producto al mercado no solo optimiza el diseño para la producción, sino que también garantiza la eficiencia operativa en todas las etapas del proceso.

No hablar de diseño

El último criterio para elegir la agencia de diseño industrial adecuada es paradójica: no hablar de diseño. Esto no significa que la agencia ignore la estética, sino que reconozca que la forma es una consecuencia de la función. La estética debe ser un resultado natural de la atención cuidadosa a los otros tres pilares: negocio, personas e industrialización.

Una agencia que no se centre exclusivamente en el diseño estético comprende que la apariencia de un producto debe alinearse con los objetivos empresariales y las necesidades del usuario. La estética se convierte en un componente integral de un conjunto más amplio que incluye la viabilidad financiera, la experiencia del usuario y la eficiencia operativa.