La coherencia del estilo de diseño es uno de los principales pilares sobre el cual se construye la identidad de una marca. No nos referimos a seguir una guía de estilo rígida, sino a establecer una conexión profunda entre los productos y la esencia que se desea transmitir.

Va más allá de la estética visual; se trata de encontrar elementos formales que unifiquen los productos sin sacrificar la diversidad que los hace únicos. No se busca replicar la homogeneidad, sino más bien descubrir los elementos que pueden ser estilizados y unificados para que, en un mismo catálogo, todos los productos revelen su origen común en la misma empresa.

Sin duda, se trata de diferenciador competitivo. A través de una guía de estilo bien definida, una empresa puede forjar su identidad visual, potenciar la experiencia del usuario y comunicar efectivamente sus valores fundamentales.

La coherencia como integrador de la experiencia de usuario

Cuando los usuarios interactúan con los productos, ya sea en un entorno digital o físico, la coherencia garantiza una experiencia fluida y fácil de entender. Hablamos no solo de colores y tipografía, sino de cómo cada elemento contribuye a la propuesta de valor que queremos entregar.

La construcción de una guía de estilo efectiva (fácil de aplicar) se convierte en una herramienta esencial para que cualquier catálogo presente un lenguaje visual consistente. La disposición coherente de elementos, la elección de colores representativos y la uniformidad en la tipografía son elementos clave que guiarán a los clientes a través de la oferta.

Unificación de productos para transmitir identidad

Recomendamos, en lugar de imponer una uniformidad rígida, encontrar la armonía entre la diversidad de los productos existentes. Al establecer elementos comunes y estilizarlos, se crea una coherencia visual que revela la huella única de nuestra marca en cada nuevo producto que se diseña y fabrica.

El objetivo es que los productos, al provenir de la misma empresa, comuniquen de manera evidente su origen común. No se trata solo de la marca estampada en ellos, sino de cómo cada detalle visual contribuye a la narrativa más amplia. La coherencia en el estilo de diseño se debe convertir en un vehículo que transmita el propósito de la empresa.

Al seguir una guía de recursos que esté arraigada a la cultura de la empresa, se logra que los productos sean portadores de un mensaje claro y diferencial. Así, al trabajar la coherencia en el estilo de diseño se logra una estética propia y también se construye una conexión emocional con los consumidores. Debemos tener en cuenta que los productos se vuelven portadores no solo de funcionalidad, sino de identidad, transmitiendo una expresión visual de quiénes somos como marca.